No evite las conversaciones difíciles
Permitir que una situación que debe resolverse se alargue en el tiempo, evitando o posponiendo una conversación difícil, puede perjudicar el clima en el local de trabajo. Los comportamientos no deseados pueden perpetuarse en el tiempo, consolidando actitudes, contagiando a otros colaboradores y haciendo que la conversación, que inicialmente podría ser fácil, cada vez sea más difícil.
Vaya directamente al grano.
Tras los saludos iniciales y la muestra de interés por la otra persona al inicio de la conversación para crear un buen clima, aborde el asunto sin más rodeos.
No dé vueltas para expresarse y no tenga prisa. Exponga los hechos o la situación que deba aclarar sin mostrar una actitud juzgadora.
Este estilo de comunicación es más abierto y menos amenazante.
Trate a su interlocutor como le gusta que le traten.
Existe la vieja máxima de que debemos tratar a los otros como nos gustaría que nos tratasen a nosotros. Pero las personas no son todas iguales y no todos los estilos de comunicación son iguales para todos. Lo que es importante para usted, puede no ser importante para los demás y, de igual forma, detalles que para usted no tienen importancia, pueden ser cruciales para la otra persona. Tenga en cuenta la persona que tiene delante e intente percibir qué estilo de comunicación es más el eficaz con ella. Trátela como le gustaría que la trataran.
En una conversación difícil prevalece la emoción.
La otra parte puede tener razón o creer que la tiene, por lo que debe darle la oportunidad de expresar su punto de vista. No asuma que usted está 100 % seguro de sus convicciones o que la otra persona está completamente equivocada. Aunque discrepe de lo que dice, en lugar de negarlo de inmediato, haga preguntas para forzar que la otra parte a reflexione y dese tiempo (a usted) para pensar sobre las respuestas apropiadas.
Cuando haya desacuerdos, debe estar preparado para escuchar, hacer preguntas de aclaración y solo después de ello expresar su punto de vista.
No es necesario hablar mucho, lo más importante es escuchar para lograr comprender o rebatir el punto de vista de su interlocutor. Muéstrese atento a lo que se le dice y anime a la otra parte a desarrollar su pensamiento. Haga preguntas abiertas que no puedan contestarse son un mero «sí» o «no». Asegúrese de que ambos se están entendiendo, reformulando lo que se ha dicho para obtener la confirmación de la otra parte.
Por encima de todo, no evite las conversaciones difíciles solo porque cree que podrán ser desagradables. Espere el mejor escenario posible, pero prepárese para el peor.
(Consulte también https://hbr.org/2017/05/how-to-have-difficult-conversations-when-you-dont-like-conflict)